
Que lastima perder de una forma tan explosiva como un gran meteorito a mis queridos dinosaurios, son lo único que me mantenía con cordura, me sostenían el cerebro de un hilo. De un hilo de cocer.
Ahora sin ellos me vuelvo un fósil. Ya no escuchare sus risas destrozadoras de oídos, sus conversaciones sin filtros de buenas costumbres enseñados por abuelitas. No volveré a ver el portal verde que abrían todos los días para volar por los cielos de la cuidad de La Serena.
Mi consuelo es volverlos a ver y sentir lo mismo que en estos momentos siento por ustedes mis queridos dinosaurios.
Un beso Terodáctilos de mi corazón.